El primer ministro británico Boris Johnson anunció que Londres y el sureste de Inglaterra volverán a estar confinados a partir de este domingo.
El objetivo es intentar atajar una subida inesperada de contagios de COVID-19, atribuida a una nueva cepa.
En palabras de Johnson, parece que la propagación está alimentada por una nueva variante del virus que se transmite mucho más fácilmente
«Nada indica que sea más mortífero o que cause una forma más severa de la enfermedad o que reduzca la eficacia de las vacunas», declaró.
Los habitantes de Londres y del sureste de Inglaterra ya estaban sometidos a importantes restricciones, pero quedarán sujetos a un nuevo nivel de alerta más elevado.
Tendrán que quedarse en casa y los comercios considerados no esenciales no podrán abrir.
Todos los desplazamientos fuera de esa zona, ya sean dentro del territorio nacional o para ir al extranjero, estarán prohibidos.
En las zonas regidas por la alerta máxima no podrán llevarse a cabo reuniones entre miembros de distintos hogares, y en el resto de zonas se tendrán que realizar en un único día.
El Reino Unido es el país de Europa más duramente castigado por la pandemia junto con Italia, con más de 67,000 fallecidos. El sábado se superó el umbral de 2 millones de casos.
En la Unión Europea (UE), la vacunación comenzará el próximo 27 de diciembre, según declaraciones de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
La Agencia Europea de Medicamentos examinará este lunes la vacuna de Pfizer/BioNTech, que deberá ser autorizada dos días después por la Comisión.
El análisis de la vacuna de Moderna se realizará el 6 de enero, una semana antes de lo previsto.
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