La resiliencia es la capacidad que tiene el ser humano para afrontar las adversidades de la vida, superarlas y transformarlas en una experiencia positiva.
Es importante que enseñemos a los estudiantes a desarrollar la resiliencia, a través de nuestro ejemplo y orientación.
Crear vínculos fuertes con el estudiante: el apego es muy importante en el entrenamiento de la resiliencia, les muestra que no están solos y que pueden recibir ayuda de otros.
Ayudar a aceptar los cambios: cuando son pequeños, deben aprender que hay cosas que ni ellos ni los adultos pueden controlar y eso no es malo. El cambio forma parte de nuestra vida y deben aceptarlo, de este modo, evitaremos futuras frustraciones.
Resolver las dudas: un niño o niña con inquietudes va a hacer preguntas, si no se resuelven sus dudas adecuadamente, éstas pueden producir preocupación y ansiedad.
Fomentar el valor de la amistad: las buenas relaciones personales ayudan al pequeño a establecer una mejor red social de apoyo, que lo haga sentir aceptado y amparado en ambientes no famililares.
Desarrollo de metas: Es importante que ayudemos a los niños a perseguir sus objetivos Posiblemente, no les salga todo bien a la primera, pero es importante que aprendan a ser persistentes a pesar de las frustraciones.
Fomentar la toma de decisiones: Permitir que tomen decisiones en el aula y que participen constantemente en las actividades, les enseña que ellos pueden tomar sus propias decisiones, les ayuda a adaptarse mejor a los cambios y fomenta la resiliencia.
Un niño resiliente conoce su valía y mantiene su amor propio. Es consciente de que es querido por otras personas y no necesita herir a los demás para encontrarse mejor. Sabe quién es y lo que quiere
Los niños con resiliencia son muy positivos. En vez de centrarse en cuánto sufrimiento les ha traído la vida piensan en lo bueno que ésta posee, por poco que sea.
¡Se sienten afortunados por las cosas que tienen y son conscientes de que tienen a su alrededor a muchas personas que los valoran!