Por profesor Oswaldo
La disciplina ayuda a los niños y jóvenes a formar su carácter, a tolerar la frustración, a respetar la autoridad, a reconocer los límites sanos, a sentirse seguros y a desarrollar un sentido de responsabilidad social, así como hacia su propia vida.
¡Es una virtud fundamental porque es indispensable para practicar el resto de las virtudes que juntas ayudan a lograr el éxito!
Socialmente hablando, hay quienes le han dado una connotación negativa a la disciplina, relacionándola con el castigo, el autoritarismo y hasta el sufrimiento. Pero tal postura es un error, porque a menudo las personas triunfadoras la tienen como base de su actuar en su vida cotidiana.
Ésta se refleja de muchas formas en las personas. Por ejemplo: puntualidad, su presentación personal o simplemente el estado físico en el que se encuentra.
Como dijo Jim Rohn: «La disciplina es el puente entre metas y logros».
En nuestro mundo actual, donde muchas se veces se prioriza la gratificación inmediata, donde a menudo se busca el mínimo esfuerzo para realizar las tareas, los padres están llamados a rescatar la importancia de la disciplina como valor o virtud, especialmente a través de su ejemplo.
En países como Japón, es un valor obligado en la formación de niños y jóvenes, entendiendo la importancia de la disciplina no como la obediencia a hacia las figuras de autoridad, sino como la aplicación de un pensamiento crítico y criterio propio para tomar decisiones correctas.
¡El deporte es un gran ejemplo para apreciar el valor de la disciplina! Y uno de los mejores del mundo y de la historia del futbol, Cristiano Ronaldo, lo dice así: «Si no tienes disciplina, el talento no sirve para nada».
Enseñar a los hijos estos conceptos implica unos grandes esfuerzos tanto de los hijos por aprender como de los padres por enseñar. Sin ese mutuo esfuerzo nunca se verán los resultados positivos que conlleva la disciplina.
¡Juntos podemos ponerla en práctica en casa!