Existen diferentes factores que parecieran obstaculizar la comunicación con un hijo adolescente, como son los aparatos electrónicos, diferentes percepciones por la edad o situaciones del día a día que se modifican con el paso del tiempo.
Sin embargo, la regla principal para comunicarse con un adolescente es nunca dejar de intentarlo.
Un error común entre los padres es confundir la falta de respuesta de su hijo como una señal de no querer ser escuchado. ¡Pero esto no es así!
El hablar y escuchar comentarios y diferentes puntos de vista sobre un tema es una necesidad del adolescente, aun cuando su lenguaje corporal pareciera decir todo lo contrario.
Pueden existir barreras que obstaculicen una comunicación adecuada y asertiva que cierren la puerta a futuras charlas, por eso a continuación planteamos algunas estrategias que pueden ayudar a mejorar la comunicación con un hijo adolescente.
Para este punto debemos tener claro que cuando decimos realmente escuchar, nos referimos a una escucha activa. Es decir, poner atención a lo que el adolescente está comunicando desde su tono de voz, lenguaje corporal, sus expresiones faciales, etc.,
Para esto es de suma importancia tener un espacio tranquilo y sin distracciones. Recuerda que un padre que escucha será también un padre escuchado.
Es natural que durante la plática se quiera interrumpir y decir algo, sin embargo, la misma sugerencia que le damos al hijo aplica para los padres: dejemos que expresen sus opiniones y sentimientos hasta el final, sin interrupciones o sermones prematuros, aun cuando no estemos de acuerdo con ello.
Cuando el adolescente haya terminado con lo que quiera comentar y en caso de no estar de acuerdo con su punto de vista, podrá corregirlo siempre teniendo buen tacto, evitando exaltarse y sin ser transigente. Esto dará oportunidad a realizar más preguntas y continuar la charla.
¡Nunca es tarde para mejorar nuestra comunicación con un hijo adolescente! Debemos ser perseverantes, empáticos y recordar que la adolescencia es una etapa que terminará para dar paso a un futuro joven.