Por Mario Bedolla
La actividad física o el ejercicio influye directamente en el desarrollo físico y motor de quien lo practica, además genera beneficios relacionados con el ámbito social.
Repercute en la adaptación de las personas en su entorno, generando una población saludable y activa, potenciando valores de responsabilidad personal y colectiva.
El ejercicio interfiere plenamente en la vida cotidiana, influye en los procesos de socialización.
Determina una buena parte del tiempo libre y constituye un punto de referencia clave para los procesos de identificación social de mucha gente.
Entre los posibles efectos que el ejercicio provoca en la sociedad, mencionaremos algunos a continuación que se relacionan como instrumento integrador y socializador.
La creencia de que el ejercicio es una actividad sociocultural que permite el enriquecimiento del individuo en el seno de la sociedad, es casi tan antigua como sus propios orígenes.
Desde todos los ámbitos se reconoce que las actividades deportivas y recreativas son un excelente medio para fomentar determinados valores sociales y personales, especialmente en nuestra juventud.
Los valores de los niños a la hora de hacer ejercicio pueden diferir de aquellos de los adultos.
Existe evidencia de que muchos niños ponen un mayor énfasis sobre la diversión, el desarrollo de las técnicas, el pertenecer a un equipo, el estado de la forma, el juego limpio, con preferencia al triunfo (Dubois, 1986).
Los valores aportan al ser humano autocontrol y patrones de conducta que imponen seguridad, bienestar, orden, concordia y prudencia en la convivencia social.
¡Todos estaremos de acuerdo en la gran satisfacción que nos produce alcanzar el triunfo en cualquier actividad deportiva!
Estos triunfos generan una reacción impactante en los más jóvenes, su fantasía y su capacidad de simulación les conduce a vivir una realidad al margen de la propia realidad.
Midiel Bonet, psicólogo deportivo, dijo que el ejercicio proporciona placer. Participar, divertirse, sentirse bien con uno mismo, debe ser parte del objetivo de hacer ejercicio.
Slusher asegura que el ejercicio es diferente de todo lo que compone la vida, es dinámico, pero sin miedo o vergüenza, es también agresivo, etc.
Los valores del olimpismo deben convertirse en valores educativos para que los pueblos logren construir un espacio de tolerancia que permita la integración y el desarrollo.
Los valores olímpicos son una alternativa para construir una cultura para el desarrollo de los pueblos.
El respeto, la tolerancia, el espíritu de sacrificio, la integración, el diálogo, el fair play, son valores que la educación debe encargarse de trasmitir y eso se puede lograr a través del deporte y ejercicio.
Desde el punto de vista de la salud, se cree que la sociedad actual no es físicamente todo lo activa que debería ser.
Esta afirmación se hace extrapolable también a los jóvenes, un sector social al que se considera con una mejor condición física y que resulta a priori más activo (Biddle, 1992).
El ejercicio bien orientado puede ser una actividad para toda la vida.
El juego en la calle como práctica habitual de ejercicio espontáneo de los niños, tan familiar en épocas anteriores, está prácticamente desaparecido.
Hoy en día, se ha sustituido por juego pasivos sin movimiento, los juegos de ordenador, videoconsola, televisión, etc.
La población infantil y juvenil es especialmente sensible al sedentarismo, con importantes implicaciones sanitarias y educativas. Por eso la obesidad se inicia cada vez más frecuentemente en la infancia.
El problema es de tal magnitud, que la población infantil y juvenil forman un grupo de riesgo y clave para la prevención de la obesidad, tal y como considera la Federación Española de Medicina del Deporte.
La obesidad y el sobrepeso son resultado del desequilibrio entre ingesta y gasto energético. ¡De ahí la importancia del ejercicio en sus vidas!
En una próxima entrega les hablaré de los múltiples beneficios.