WhatsAppitis: patologías a causa del sobreuso del celular.

Por: Redacción

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¿Habías escuchado de la WhatsAppitis?

La mano es una parte fundamental de nuestro cuerpo porque nos permite interactuar, manipular, ¡y hasta comunicarnos! Y también podría ser causante de WhatsAppitis.

Aquí es donde los científicos analizan la evolución de nuestra especie, pues la mano de los primates está muy relacionada con su interacción con el medio ambiente.

Determinó estrategias en la prensión de alimentos, el aprovechamiento de recursos disponibles y, en un mayor refinamiento, la fabricación de herramientas.

Existen teorías que establecen que nuestros antepasados, al desarrollar la locomoción bípeda, comenzaron a explorar el medio ambiente usando sus manos hace 15 millones de años.

La mano y la WhatsAppitis.

Se trata de una estructura biomecánica compleja con huesos, articulaciones, músculos, tendones, ligamentos, nervios y receptores sensitivos.

De ahí que al refinar los movimientos, exista una evolución en las adaptaciones músculo-esqueléticas, muchas de éstas de la mano de teclados, pantallas o celulares.

La WhatsAppitis, o tendinitis de pulgar, surge por la realización de movimientos repetidos en ese dedo para el manejo del móvil.

Y sí, hay casos en los que aparecen determinadas patologías por el sobreuso.

Un estudio reciente concluyó que el cambio en la actividad y uso del pulgar, podría provocar la aparición de patologías y dolor en la base del dedo pulgar.

Participaron en éste la Universidad de Málaga, España, la Fondazione Don Carlo Gnocchi de Milán, y la Gannon University de Pensilvania, Estados Unidos.

Nuevas generaciones, ¿nuevas manos?

Esto afectaría sobre todo a los jóvenes, en quienes deberían existir patologías propias de adultos mayores.

Así que podría estar relacionado directamente al uso continuo del móvil, videojuegos o pantallas táctiles, así como a la falta de manipulación y actividades de destreza en edades tempranas. 

Y si además sumamos que se reducen las horas que dedicamos actualmente a escribir a mano, hace que utilicemos con menor frecuencia el pulgar o que cambiemos la forma de utilizarlo y de reclutar la musculatura.

Si desde el punto de vista evolutivo, los huesos de los dedos largos se enderezaron porque ya no los usábamos para agarrarnos de los árboles, y si el pulgar se acortó y se volvió oponible, refinando los movimientos…

¿Cómo serán las manos de las futuras generaciones? ¿Sin fuerza? ¿Con dedos cortos o muy largos?

Como sea, el exceso en el uso de dispositivos, sin duda trae ciertas consecuencias.

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