Conocido también como la Fiesta de la Primavera, el Año Nuevo Chino es la mayor festividad en aquel país, teniendo desplazamientos masivos en todo el interior de China, pues cientos de millones de familias se reúnen para celebrar.
La razón por la que el año nuevo llega en esa fecha es porque debe coincidir con el inicio del año nuevo lunar, que es cuando se inicia el ciclo de la luna nueva.
Este año es del buey, que simboliza la fuerza y la resiliencia. Y precisamente con ese espíritu, China celebra el comienzo de un tiempo que les permita superar definitivamente la crisis sanitaria por COVID-19.
En la cultura china, el buey es leal y digno de confianza, y se dice que las personas nacidas en éste son buenos líderes y muy buenos haciendo cosas.
Viene después del de la rata, que es el primero en la lista y que por su audacia le ganó el lugar al buey, según el mito.
Se acostumbra limpiar muy bien el hogar para alistarlo para las celebraciones, y cuando llega el día de Año Nuevo, hay que evitar tomar la escoba para no perder la buena suerte.
Toda mesa debe incluir sopa de fideos pues, tradicionalmente, trae suerte para el año entrante. Se disfrutan de desfiles y espectáculos con bailarines que usan trajes tradicionales.
Se cree que con el ruido y las luces de los fuegos artificiales se ahuyentarán a los malos espíritus durante los próximos meses, mientras que los adultos también entregan sobres rojos a los niños con dinero.
Los festejos continuarán durante dos semanas, llegando a su fin con un colorido festival especial de linternas.
En aquel país aún se está recuperando de los últimos brotes locales de esta enfermedad y las medidas antipandémicas se mantienen.
El Gobierno ha recomendado no viajar a menos que sea imprescindible, así como la obligatoriedad de realizarse la prueba de COVID-19 antes de trasladarse a otra provincia.
La cuarentena también es obligatoria en los hoteles designados en regiones con mayor incidencia.