Este 11 de marzo se cumple un año de pandemia desde que la OMS declaró emergencia sanitaria. Y el mundo entero cambió.
Nadie tenía idea de lo que se avecinaba y se cumple un año exactamente desde que vivimos con los efectos y consecuencias del coronavirus.
El virus que causa covid-19 se transmite principalmente a través de las gotículas generadas cuando una persona infectada tose, estornuda o espira.
Al ser demasiado pesadas para permanecer suspendidas en el aire, caen rápidamente sobre el suelo o las superficies.
La infección ocurre al inhalar el virus estando cerca de una persona con covid-19 o bien, tras tocar una superficie contaminada, se toca los ojos, la nariz o la boca.
El año transcurrido desde el primer estado de alarma, aumentó el consumo de psicofármacos, el estrés, la ansiedad o las alteraciones del sueño.
Es por ello que especialistas han urgido a las personas a adoptar rutinas y métodos de vida saludables para que los síntomas de hartazgo y desesperanza no se cronifiquen y terminen transformándose en un trastorno mental.
Según Fernando Chacón, vicepresidente del Consejo General de Colegios de Psicólogos en España, el estrés y la ansiedad predominaron en la primera parte de la pandemia.
Los más afectados fueron quienes perdieron a familiares sin poder despedirlos o enterrarlos y los que estaban en primera línea, muchos de los cuales aún no han podido recuperarse del estrés postraumático.
Esto se agudiza cuando existen problemas económicos, repercutiendo emocionalmente.
Por supuesto, el impacto no ha sido homogéneo ya que depende de la intensidad de la fuente de tensión así como de los recursos personales de cada uno y de su vulnerabilidad.
En México, a un año de pandemia, se han acumulado 2.14 millones de casos por covid-19, 1.69 millones de recuperados y la trágica cifra de 192,702 fallecidos.
Sin embargo, los expertos estiman en por lo menos el doble de casos de fallecimiento, con un pésimo manejo de pandemia, falsa información y una constante improvisación.
Las vacunas están llegando a cuentagotas, por lo que hoy más que nunca los ciudadanos deben tener paciencia.
Y, por supuesto, mantener las medidas de sanidad obligatorias para cuidarse.