Por Belem Capetillo
Estamos muy acostumbrados a casi forzar a los pequeños cuando se trata de saludar a un familiar o amigo, pero ¿qué mensaje les estamos dando? Aprendamos cómo enseñar a tus hijos sobre consentimiento.
Y es que hay una realidad que no podemos negar: cada vez más niños son víctimas de violación y agresión sexual, muchas veces, en ambientes que parecían muy seguros. Por eso es que es vital hablarles sobre consentimiento.
Lo mejor es criar niños que buscarán y pedirán permiso para acercarse a otra persona sin excusa. Y el ejemplo comienza por casa, ahí es donde los pequeños deben saberse respetados y dueños de su cuerpo.
¿Te puedo peinar? Acércate a tus hijos con mucho tiento y pregunta si puedes abrazarlos, peinarlos, vestirlos. Si quieres hacer de cualquiera de estas acciones un hábito, explícales el porqué y asegúrate de que estén de acuerdo. Esa es una primera gran lección de consentimiento.
«No» es «no». Respeta sus deseos. Pídeles que te cuenten qué es lo que no les gusta de tal o cual situación y dales el tiempo necesario para que procesen lo que sienten. Así tendrán más que claro que sus palabras tienen peso, verás que impactará en su formación y desarrollo.
¿Tienes miedo al qué dirán? Quizá te preocupe lo que piense tu tía cuando tu hijo no quiera darle un beso, pero ahí es donde se probará que tanto han aprendido, tú y tu pequeño, sobre consentimiento. Puedes explicarle a tu familiar o amigo que hay otras muchas formas de saludar.
Cambiar de opinión es de sabios. También se vale que hayan accedido a acercarse a alguien y, luego, si no se sienten cómodos, se alejen de ahí. Habla con ellos en privado, pídeles que te cuenten qué es lo que no les gustó y recuerda siempre creerles a tus hijos, ellos lo valorarán.
Practicar el consentimiento con tus hijos e hijas es la mejor forma de prepararlos para un mundo con buena cantidad de desafíos. Puedes ahorrarles un mal rato y dotarlos de la confianza que necesitan para saberse dueños de sí mismos.