Por Olivia Falfán Carbajal
La investigación, fuente de conocimiento. Desde el inicio de la vida, los seres humanos hemos buscado la explicación de los diferentes fenómenos naturales.
De la formación del Universo, de la evolución de las especies, del funcionamiento de nuestro cuerpo y de la composición de todo lo que nos rodea.
Queremos saber y conocer el qué, el cuándo, el cómo y el porqué de las cosas; en pocas palabras, añoramos el conocimiento.
¡Y ese conocimiento lo podemos adquirir a través de la investigación científica! Por eso es muy importante que se fomente y desarrolle, ya que nos ayuda a entender lo que sucede en nuestro entorno.
¡Nos ayuda a analizar los problemas que nos afectan y a establecer las posibles soluciones y así lograr mejoras y avances en cualquier ámbito!
Cuando hablamos de realizar una investigación, existe el mito de ser algo aburrido, y si bien tiene cierto rigor en seguir una metodología, no necesariamente tiene que ser aburrida.
Lo más importante es que, lo que se realice, sea algo que nos interese conocer: algo que nos llame la atención o nos apasione. De esa manera la investigación en lugar de ser aburrida y tediosa
Se disfrutará y será un deleite observar, experimentar, analizar y seguir buscando respuestas a todas las preguntas que nos hacemos en relación con ese tema, fenómeno o proceso que estemos investigando.
Una práctica que ayuda a fomentar la investigación es despertar la curiosidad, sobre todo en los niños. Sembrar esa semillita de duda o incertidumbre de ¿qué pasaría si…? ¿O si mejor lo cambio por…? ¿alguna vez te has preguntado si…?
La intención es despertar esa curiosidad por conocer, experimentar y comprobar ese conocimiento adquirido y así, de una manera divertida y emocionante, lograr elaborar un proyecto que pueda servir para mejorar algún proceso, un producto, un servicio o por qué no, inventar algo nuevo.
Otra práctica que puede ayudar a fomentar la investigación es darles la libertada de ser creativos e innovadores.
Es muy importante que puedan desarrollar su creatividad, que diseñen, armen y desarmen, que prueben nuevos materiales o propongan otras metodologías, de esa forma disfrutarán cada proceso de la investigación o del proyecto.
Los proyectos científicos se pueden fomentar de diferentes maneras y con diferentes estrategias, pero lo más importante es que sea algo que nos motive y apasione, despertando en nosotros esa curiosidad y entusiasmo de saber más.
Y por qué no, de ayudar a alguien con nuestro proyecto o de contribuir para mejorar algo en beneficio de nuestro entorno o de nuestro planeta.