Lorena Uriostegui
En la actualidad, como parte de la protección sanitaria mundial debido a la COVID-19 se ha establecido el uso del cubrebocas, que no es otra cosa que una mascarilla.
Veámoslo como un instrumento para evitar el contagio de microorganismos, los cuales a través del aire pueden llegar a nosotros y enfermarnos.
Hay muchos tipos de cubrebocas: estándar de tela, bifásico o de uso quirúrgico y los trifásicos que son mascarillas de alta resistencia.
La coordinadora auxiliar de vigilancia epidemiológica de la Oficina de Representación del IMSS en la Ciudad de México, la doctora Hernández Rodríguez, recomienda que se utilice el cubrebocas de manera correcta.
No se debe tocar, se debe utilizar cubriendo nariz y boca, que esté lo más pegado o adherido a nuestra cara y no tenga espacios para salidas de aire.
Otra recomendación es que cuando se coloque o se retire el cubrebocas, debemos lavar nuestras manos o aplicar alcohol en gel.
El cubrebocas puede hacer sentir incomodidad, confusión y molestia, sobre todo a los más pequeños.
Por esto acostumbrarse a llevar cubrebocas consiste en desarrollar un nuevo hábito, así que la clave de todo está en recordar usar el cubrebocas y mantenernos seguros.
También es importante recordar que el uso del cubrebocas siempre debe ir acompañado de otras medidas de prevención, como la distancia física y el lavado de manos frecuente; a fin de protegernos nosotros y a los demás a nuestro alrededor.
Todo depende, pero debería poder usar las N95 y las KN95 unas cuantas veces.
Por ejemplo, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos dicen que los trabajadores de la salud pueden llevar una misma mascarilla N95 hasta cinco veces.
Por otro lado, expertos afirman que la frecuencia con la que una persona puede ponérsela depende de cómo la use.
Richard Flagan, investigador de mascarillas y aerosoles del Instituto de Tecnología de California, afirma que la cantidad de tiempo que se lleva puesto es más importante que la frecuencia de uso.
En general, recomienda limitar el uso de una N95 a unos dos o tres días.
Cada vez que se respira dentro de una de estas mascarillas, las partículas se acumulan en ella, añadiendo que esto podría dificultar la respiración si ha atrapado ya muchas partículas.
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