Los berrinches de tu hijo: ¿qué pasa cuando los ignoras?

Por: Redacción

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Por Belem Capetillo.

A veces los berrinches de los hijos son inevitables, ¿pero qué es lo que ocurre?

Al ignorar los berrinches de tu pequeño podrías estar dejando de lado sus necesidades más básicas, pero hacerlo de una forma consciente, activa y frente a ciertas actitudes con las que el niño solo busca desafiar a sus padres, puede resultar una buena estrategia de gestión emocional.

Las rabietas son la forma más primitiva en la que niños comunican lo que quieren. Son comunes en niños de edad preescolar y, en este caso, aparecen porque el pequeño aún no puede verbalizar sus necesidades. Entonces, ¿es buena idea ignorar los berrinches de tu hijo?

Si tus hijos ya crecieron y tienen dificultades para controlar sus emociones, seguirán haciendo pataletas y es en este caso cuando, según la recomendación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), desentenderse de la rabieta pudiera ser útil.

¿Ignorar o no ignorar?

Los CDC afirman que ignorar los berrinches de tu hijo funciona mejor con comportamientos irritantes y cuando ya comprobaste que el niño no tiene ningún malestar fisiológico, sobre todo, si el pequeño ya habla y simplemente ha decidido no comunicarse.

Si atiendes las conductas negativas, cuando tu hijo está tratando de probar tus límites, pero no elogias sus logros, entonces refuerzas el comportamiento incorrecto. Asegúrate de que tus pequeños reciban atención positiva.

Ahora bien, si notas que tu niño no trata de llamar tu atención y desconoces la causa de su rabieta o si su conducta se está tornando desctructiva, no debes ignorar los berrinches de tu hijo. Pide ayuda profesional para ayudarlo.

Por supuesto, hay otro momento en el que pasar por alto sus pataletas es mala idea: cuando aún son muy pequeños como para pedir lo que desean. Pueden estar cansados, tristes, con hambre o, por el contrario, ya han comido suficiente.  

Claro que distinguir con claridad cuándo sí y cuándo no ignorar los berrinches de tu hijo es, a veces, complicado. Así que pon mucha atención, identifica patrones de comportamiento, qué los detona y cómo es que tu niño se calma. Ten confianza en ti, lo harás muy bien.

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